El mercado de las tarjetas gráficas parecía encaminarse hacia una etapa de calma tras años de sobresaltos. Sin embargo, una nueva señal procedente de la cadena de suministro apunta en la dirección contraria. NVIDIA estaría replanteando la producción de sus RTX 50 para adaptarse a un problema que no se resolverá pronto: la escasez estructural de memoria que ya está golpeando a toda la industria del PC.
Menos GPUs para evitar un problema mayor
NVIDIA no estaría optando por subir precios de forma inmediata.
En su lugar, la estrategia pasaría por reducir de manera significativa la producción de la serie RTX 50, con el objetivo de mantener un suministro estable y evitar un colapso en la cadena logística.
Las estimaciones más repetidas apuntan a un recorte cercano al 40 % en la producción de GPUs Blackwell para gaming a partir del primer trimestre de 2026.
La memoria, el verdadero cuello de botella
El origen del problema vuelve a ser el mismo que ya afecta a CPUs, portátiles y servidores: la memoria.
La disponibilidad de DRAM y GDDR se encuentra bajo una presión constante debido a:
- la expansión de centros de datos
- el auge de la inteligencia artificial
- la prioridad de los contratos empresariales
En este escenario, fabricar GPUs para consumo doméstico deja de ser la opción más rentable para los proveedores de memoria.
RTX 50 seguirá siendo clave en 2026
El momento no podría ser peor.
Todo apunta a que no habrá una nueva generación completa de GPUs en 2026, sino una actualización menor de la serie actual. Eso significa que las RTX 50 seguirán siendo el producto estrella durante más tiempo del habitual.
Reducir su producción en un contexto de alta demanda podría provocar:
- desaparición de stock en tiendas
- dificultad para encontrar modelos concretos
- mantenimiento de precios elevados
Gamers y ensambladores, los más afectados
Para el usuario final, el escenario es poco alentador.
Actualizar el PC podría convertirse en una tarea complicada, no por falta de modelos, sino por falta de unidades disponibles.
Los ensambladores y fabricantes de equipos premontados también sufrirían el impacto, obligados a ajustar configuraciones o retrasar lanzamientos ante la incertidumbre del suministro.
Un problema sin fecha de solución
Nadie en la industria se atreve a poner una fecha clara al final de esta crisis.
La llamada “superciclo de la memoria” apunta a mantenerse durante varios trimestres más, con efectos directos en el precio y la disponibilidad de hardware para consumidores.
En este contexto, la decisión de NVIDIA no sería un caso aislado, sino una reacción defensiva ante un mercado tensionado.
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