El nuevo Galaxy Z TriFold aterriza como la apuesta más ambiciosa de Samsung en el terreno plegable, un dispositivo nacido tras años de prototipos, pruebas y experimentos que querían llevar esta categoría un paso más allá. Sin embargo, cuando toca hablar del motor que lo impulsa, la conversación se enfría. La compañía ha decidido montar el Snapdragon 8 Elite y no el flamante Snapdragon 8 Elite Gen 5, y un ejecutivo de la división móvil ha salido a justificarlo. Su explicación pretende sonar razonable… pero cualquiera que siga la industria sabe hacia dónde apunta realmente el asunto.
Una decisión que Samsung vende como “perfección técnica”
El Galaxy Z TriFold debía ser la demostración definitiva de que Samsung domina el formato plegable en todas sus variantes. Tras el Fold, el Flip y múltiples iteraciones, esta versión triple buscaba coronarse como el símbolo de la experiencia acumulada desde 2019. Sin embargo, mientras el diseño y la ingeniería reciben elogios, la elección de su procesador ha disparado el debate.
Kang Min-seok, vicepresidente y responsable de planificación de producto en Samsung Mobile Experience, aseguró que la compañía priorizó “crear un producto perfectamente acabado”. Según ETNews, ese fue el motivo para recurrir al Snapdragon 8 Elite, un chip muy competente, pero de generación anterior, en lugar del Snapdragon 8 Elite Gen 5, el SoC estrella de Qualcomm para finales de 2025.
La explicación pretende ser elegante, pero llega justo cuando el TriFold está a punto de lanzarse con un precio que supera los 2.447 dólares, una cifra que obliga a exigir lo mejor en todos los frentes. Más aún cuando el dispositivo solo llega en un color —Crafted Black— y con una producción estimada de apenas 100.000 unidades, una tirada que encarece cada componente por falta de economías de escala.
Costes, contratos y una realidad que el usuario ya intuye
Aquí entra la parte incómoda. El Snapdragon 8 Elite Gen 5 puede alcanzar un coste cercano a los 280 dólares por unidad, mientras que el Snapdragon 8 Elite se mueve en torno a los 220 dólares. Con una producción limitada del TriFold, Samsung tendría que pagar a Qualcomm una prima considerable. La diferencia, multiplicada por las unidades previstas, se traduce en ahorros de hasta 6 millones de dólares si opta por el chip anterior.
Es decir: la decisión no gira tanto en torno a la “perfección del producto” como a no disparar aún más los costes de un dispositivo ya caro de fabricar. Y aunque Samsung evita admitirlo directamente, el mensaje subyacente es difícil de ignorar.
Un chip capaz, pero una expectativa aún mayor
Nadie duda del rendimiento del Snapdragon 8 Elite. Es un SoC sólido, rápido y eficiente. El problema no es el chip; es la percepción. Si el consumidor paga precio de élite, espera hardware de élite sin matices. Samsung tenía margen para explicarlo mejor, incluso con transparencia, pero la excusa ofrecida parece más un intento de suavizar una decisión contable que una estrategia técnica.
El Galaxy Z TriFold sigue siendo un prodigio tecnológico, pero su cerebro no es tan “next-gen” como muchos deseaban. A veces, incluso las marcas más grandes olvidan que los fans pueden detectar estas maniobras más rápido que un benchmark corriendo en modo alto rendimiento.
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FAQ
La compañía afirma que buscaba un producto “perfectamente acabado”, aunque los costes apuntan a una decisión económica.
Para nada. Es un chip potente y eficiente, pero no es el SoC más avanzado de Qualcomm en 2025.
El precio estimado es de 2.447 dólares, con disponibilidad muy limitada.
Se habla de unas 100.000 unidades, una tirada corta que eleva los costes por componente.
Por ahora solo se conoce el color Crafted Black. No hay confirmación sobre más variantes.
