En una conversación reciente que dejó más pistas que cifras, Valve volvió a encender el termómetro del hardware. Sin hablar de cifras exactas, dos de sus responsables técnicos dibujaron un marco: la Steam Machine no busca competir en la liga de las consolas baratas, sino en la del PC serio. El mensaje, casi entre líneas, fue que el precio seguirá la lógica del rendimiento y no la de las subvenciones. Y con eso, el panorama alrededor de su caja cúbica empieza a tomar forma.

Un hardware que se piensa como PC, aunque se use como consola

Valve ha decidido abandonar por completo la ilusión de que la Steam Machine pueda coexistir con los precios agresivos de Xbox o PlayStation. Según lo adelantado por sus responsables, el coste del sistema se alineará con lo que hoy implicaría montar un sobremesa equivalente: nada de magia contable, nada de pérdidas por unidad. Un enfoque sobrio, quizá impopular, pero lógico en un mercado donde la potencia real nunca sale barata.

La elección de una CPU y GPU semipersonalizadas ya apuntaba en esa dirección. Al no existir un “gemelo” exacto en el catálogo de componentes disponibles, estimar su coste real exige mirar a configuraciones que ronden entre 700 y 900 euros, dependiendo del almacenamiento. Eso coloca al modelo base por encima de lo que muchos esperaban y sitúa las variantes de 2 TB en un territorio aún más elevado.

En cambio, donde Valve sí quiere diferenciarse es en la ingeniería del formato pequeño. La compañía insiste en que replicar su sistema de refrigeración silenciosa en un PC de ese calibre no es trivial y que la Steam Machine ofrecerá “comodidades de consola” como HDMI-CEC, encendido desde el mando y una integración más limpia de SteamOS sin capas intermedias.

Sensaciones, ventajas prácticas y un futuro condicionado por el mercado

Para el jugador, esto significa un dispositivo híbrido que adopta la fluidez de una consola sin renunciar a la flexibilidad de un PC. Podrá iniciar juegos, actualizaciones y sesiones directamente desde el sofá, pero con el músculo de una máquina orientada a 1440p estables y picos en 4K según el título. Lo mejor es que este enfoque no obliga a sacrificar la experiencia: la interfaz sigue siendo ligera, la gestión de energía se adapta al uso y la caja mantiene un nivel de ruido sorprendentemente bajo incluso bajo carga.

Por si fuera poco, Valve admite que el calendario final dependerá de factores externos. Con una escasez global de RAM y fluctuaciones en la cadena logística, cerrar un precio definitivo en 2025 es casi imposible. La compañía apunta a un lanzamiento en Q1 2026, pero deja claro que los costes podrían bailar si el mercado vuelve a tensarse.

En resumen: la Steam Machine no quiere ser “la consola de Valve”, sino “el PC de Valve disfrazado de consola”. Una apuesta arriesgada, pero coherente para quienes esperan un hardware bien construido que no juegue a perder dinero.

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FAQ de la Steam Machine

¿Cuál será el precio de la Steam Machine?

Valve sugiere que costará lo mismo que un PC gaming equivalente, probablemente entre 700 y 900 euros.

¿Competirá directamente con Xbox o PlayStation?

No. Valve descarta subvencionar el hardware para igualar el precio de las consolas.

¿Qué ventajas ofrece respecto a un PC del mismo formato?

Incluye encendido desde el mando, HDMI-CEC, bajo ruido y una integración muy pulida con SteamOS.

¿Por qué el precio aún no está cerrado?

La disponibilidad de RAM y otros componentes afecta al coste final del producto.

¿Cuándo se lanzará la Steam Machine?

Valve apunta a Q1 de 2026, aunque el calendario podría ajustarse por factores externos.