Valve ha vuelto a encender la conversación. Su nueva Steam Machine aparece en escena con un diseño compacto y elegante. Sin embargo, lo que realmente provoca el primer sobresalto llega al revisar sus especificaciones. Esa cifra de 8 GB VRAM para la Steam Machine que muchos jugadores consideran insuficiente en pleno 2025 causa preocupación. La sensación es similar a la de encontrarse con un viejo conocido que vuelve con ideas nuevas. No obstante, hay decisiones que levantan cejas. Y ahí es donde empiezan las dudas. Esta situación marca el inicio de una historia interesante.

Una Steam Machine más comedida de lo esperado

Valve ha decidido regresar a la sobremesa. Su propuesta, más que competir en bruto, parece diseñada para encajar dentro de su propio ecosistema. La ficha técnica habla claro. Incluye CPU semi-custom Zen 4 con 6 núcleos y 12 hilos, hasta 4,8 GHz y un TDP de 30 W. Además, cuenta con una GPU RDNA 3 personalizada con 28 CUs y un TDP de 110 W. Hasta aquí, nada extraño. El foco está en la memoria: 16 GB DDR5 + 8 GB de GDDR6 de VRAM. Este valor ya generó debates cuando GPU de gama media como la RX 7600 aparecieron con cifras similares.

Valve promete 4K a 60 FPS, pero no mediante potencia nativa. Esto se logra gracias a la tecnología de escalado FSR. A nivel realista, y según el propio perfil técnico del chip, hablamos de un rendimiento pensado para 1080p. Así, se evita el consumo y calor de configuraciones superiores.

La experiencia: ¿limitación o apuesta consciente?

Aquí es donde la historia se vuelve más interesante. En títulos AAA actuales, 8 GB de VRAM ya han sido motivo de polémica tanto para NVIDIA como para AMD, imaginaros para la Steam Machine. Esto provoca texturas recortadas y caídas de rendimiento en juegos de gran tamaño. Valve parece asumir esta limitación. Lo hace a cambio de algo que ya les funcionó con Steam Deck: optimización masiva.

Y es que la compañía tiene experiencia en “doblar las reglas” del hardware. Con Steam Deck, los jugadores aceptaron compromisos visuales. La razón fue que la experiencia global era coherente y accesible. Esta Steam Machine apunta a un enfoque similar con sus 8 GB de VRAM. Busca que los estudios ajusten sus juegos para que entren en ese margen. Curiosamente, esto podría dar una segunda vida a GPUs antiguas con configuraciones similares.

Por si fuera poco, la propia comparación con las consolas actuales dibuja un escenario peculiar. Frente a PS5 (36 CUs RDNA2) y Xbox Series X (52 CUs RDNA2), la Steam Machine se queda atrás en casi todo. La excepción está en la arquitectura más moderna. Sin embargo, su potencia teórica estimada ronda los 17 TFLOPs, por encima de las consolas. Aunque, en la práctica, no es del todo extrapolable debido al contexto térmico y el diseño compacto.

Lo mejor es que la filosofía del dispositivo no parece ser competir en músculo. En cambio, busca consolidar una experiencia Steam completa en el salón. Pero si Valve no acierta con el precio, arriesga a repetir la historia de la Steam Machine original de 2015. Esa historia terminó perdiéndose entre expectativas incumplidas y hardware insuficiente según su época.

La nueva Steam Machine no quiere romper récords; quiere conquistar terreno con discreción. Puede salir bien… o convertirse en el déjà vu más caro de Valve. Lo sabremos pronto, pero de momento, esta caja negra viene con más preguntas que respuestas.

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FAQ — Steam Machine 2026

¿Cuánta VRAM tiene la nueva Steam Machine?

Incluye 8 GB de GDDR6, una cifra que genera dudas para juegos AAA modernos.

¿Puede mover juegos a 4K 60 FPS?

Solo mediante FSR; el rendimiento nativo apunta a 1080p.

¿Qué procesador lleva?

Un chip semi-custom de AMD basado en Zen 4 (6C/12T).

¿Cómo se compara con PS5 y Series X?

Es menos capaz en CUs y diseño térmico, aunque usa una arquitectura gráfica más moderna.