Parecía que el caos solo afectaba a Windows 10, pero no. Microsoft ha confirmado que Windows 11 23H2 también ha llegado a su fin de soporte, dejando sin actualizaciones de seguridad ni funciones a miles de ordenadores. Y lo más preocupante: muchos equipos no podrán avanzar a la nueva versión 25H2 por requisitos de hardware más estrictos. Una jugada que reabre el debate sobre la obsolescencia programada dentro del ecosistema Windows.

El nuevo golpe de Microsoft: Windows 11 23H2 queda fuera del mapa

Microsoft ha dado por finalizado el soporte oficial para Windows 11 23H2, el 11 de noviembre de 2025. El movimiento ha pillado desprevenidos a miles de usuarios que, creyendo estar a salvo tras la retirada de Windows 10, se han encontrado en la misma situación: un sistema operativo que ya no recibirá actualizaciones críticas ni parches de seguridad.

El cambio afecta sobre todo a las versiones Home y Pro, las más extendidas en el ámbito doméstico. Solo las ediciones Enterprise y Education recibirán un año extra de soporte, hasta noviembre de 2026, lo que ha despertado una ola de críticas en redes sociales y foros como Reddit.

El problema, según los usuarios, no es tanto el fin de soporte como el aumento de los requisitos técnicos para la actualización a Windows 11 25H2, la única vía oficial de continuidad. Muchos ordenadores que ejecutaban 23H2 —especialmente los comprados de segunda mano o sin chip TPM 2.0 certificado— quedan ahora fuera del ciclo de actualizaciones.

Por si fuera poco, Microsoft ya había advertido del fin de soporte durante meses, pero sin ofrecer alternativas reales más allá de un mensaje tajante: “actualiza o cambia de PC”.

Entre la frustración y la obsolescencia: los usuarios, atrapados

El caso recuerda inevitablemente al ocaso de Windows 10. Miles de usuarios se encuentran atrapados entre dos opciones poco atractivas: forzar una instalación manual con riesgo de incompatibilidades, o comprar un nuevo ordenador.

“Mi portátil de hace tres años va perfecto, pero ya no puedo actualizarlo”, se lee en hilos de Reddit donde abundan quejas similares. La comunidad habla incluso de una nueva “migración forzada”, una práctica que erosiona la confianza en la marca.

Microsoft mantiene su postura: los requisitos actuales son necesarios para mejorar la seguridad y la eficiencia energética de Windows. Pero lo cierto es que muchos equipos, aún plenamente funcionales, quedan excluidos por no cumplir condiciones como un procesador de 8ª generación o el módulo TPM activo.

La consecuencia práctica es clara: un gran número de PCs quedará varado en Windows 11 23H2, con un futuro incierto frente a posibles vulnerabilidades. A corto plazo, los hackers siguen centrados en Windows 10, pero los expertos coinciden en que 23H2 será el siguiente objetivo cuando el foco cambie.

Lo irónico es que el propio sistema operativo ofrece una herramienta para comprobar la compatibilidad y, en muchos casos, muestra el bloqueo sin explicación concreta. Los más valientes pueden recurrir a la instalación mediante ISO manual, aunque el proceso requiere conocimientos técnicos y no garantiza estabilidad.

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