Apple ha vuelto a situarse en la cima de la fotografía móvil, pero esta vez desde el lado menos habitual: la cámara frontal.

El nuevo iPhone 17 Pro no solo lidera el ranking de DxOMark con una puntuación récord. También introduce un detalle técnico que está dando de qué hablar: un sensor cuadrado de 18 MP. Es capaz de cambiar la forma en la que los creadores encuadran sus selfies y vídeos.

Una innovación que, aunque discreta a simple vista, redefine la ergonomía visual del iPhone.

Un nuevo formato para un viejo desafío: la selfie perfecta

Durante años, Apple ha ido puliendo su cámara frontal con mejoras en nitidez, HDR y procesado de piel, pero el salto del iPhone 17 Pro va más allá de los megapíxeles.

Su nuevo sensor cuadrado de 18 MP f/1.9 introduce una característica poco común en móviles. Permite capturar fotos en formato cuadrado, apaisado o vertical sin rotar el dispositivo.

El resultado es una experiencia más fluida y flexible para quienes viven entre retratos y Reels.

Frente al iPhone 16 Pro —que usaba una cámara de 12 MP y sensor de 1/3,6 pulgadas—, la mejora se nota tanto en detalle como en consistencia de color.

El nuevo sensor ofrece un rango dinámico más amplio y mantiene una exposición equilibrada incluso en contraluces. Esto ha sido una de las debilidades históricas de las cámaras frontales.

En DxOMark, el iPhone 17 Pro alcanzó 154 puntos, superando al Honor Magic6 Pro y al propio iPhone 16 Pro (ambos con 151).

La evaluación destaca su rendimiento excepcional en tonos de piel, textura y bokeh, aunque con un matiz. Apple sigue apostando por tonos ligeramente cálidos, su firma estética desde hace años.

Más angular, más realista y con ayuda del Face ID

El nuevo módulo adopta una focal equivalente de 20 mm, frente a los 23 mm del modelo anterior.

Esto permite incluir más personas en el encuadre o capturar más fondo sin forzar el brazo ni distorsionar la imagen.

A pesar de no contar con apertura variable, la profundidad de campo es suficiente para mantener varios planos enfocados. Esto se debe a un bokeh limpio y natural gracias al uso de los datos del sensor Face ID para separar sujeto y fondo con precisión milimétrica.

En escenas nocturnas, el pequeño tamaño del sensor deja ver algo de ruido fino, aunque conserva textura y nitidez superiores a la media.

Y en vídeo, la cámara mantiene un color agradable y exposición estable. No obstante, la estabilización todavía no alcanza la suavidad que ofrecen algunos competidores como Google o Vivo.

En definitiva, más que una evolución, el nuevo módulo frontal del iPhone 17 Pro es una reinterpretación del formato selfie: cuadrado, versátil y pensado para una generación que crea tanto en vertical como en horizontal.

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