Samsung prepara una jugada poco comentada pero muy potente. Los próximos Galaxy S26 y Galaxy Z Fold 8 no solo estrenarán el último procesador de Qualcomm, sino que llegarán con un salto técnico silencioso que puede marcar la diferencia en el día a día.
¿Qué trae de nuevo esta mejora “invisible”?
Cuando pensamos en un nuevo smartphone, solemos fijarnos en las cámaras o el procesador. Pero esta vez, la clave está en el almacenamiento. Gracias al Snapdragon 8 Elite Gen 5, los Galaxy S26 y Z Fold 8 tendrán soporte para UFS 4.1, la evolución del estándar actual UFS 4.0.
¿Qué significa esto en la práctica?
- Velocidades de lectura más rápidas para abrir apps y juegos casi al instante.
- 25% más de eficiencia energética, con un rendimiento térmico más estable.
- Mejor seguridad integrada en el sistema de archivos.
Samsung contaría con Micron como uno de los principales proveedores de estos chips de memoria, lo que asegura que el cambio se materialice en sus modelos estrella de 2026.
¿Cómo afecta esto al usuario frente a modelos anteriores?
El Galaxy S25 ya montaba el Snapdragon 8 Elite, pero sin este salto en almacenamiento. Con la llegada de UFS 4.1, la experiencia será más fluida, sobre todo en tareas pesadas como grabar vídeo 8K, usar apps de IA generativa o mover grandes juegos con gráficos avanzados.
Por otro lado, el Galaxy Z Fold 8, al ser un dispositivo plegable con mayor exigencia de multitarea, será uno de los que más partido saque de esta actualización. Abrir dos o tres aplicaciones a la vez, mover archivos grandes entre pantallas o gestionar la nube será mucho más ágil.
Aunque no sea una mejora tan llamativa como una nueva cámara, se trata de ese tipo de cambios que el usuario nota sin darse cuenta, y que puede marcar la diferencia frente a competidores como Apple y su próxima generación de iPhone.
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