Sony enfrenta duras críticas por su nueva PS5 Pro y la salida de video a 4K 120fps. La razón: su puerto HDMI no puede cumplir con las promesas de marketing. La consola salió al mercado esta semana por 799,99€.
El engaño de PS5 Pro con 4K a 120fps
Un dato técnico ha destapado la polémica. El puerto HDMI 2.1 de la PS5 Pro tiene un límite de 32 Gbps. Esta cifra hace imposible jugar en 4K a 120fps, algo que Sony anuncia en la caja del producto. Microsoft toma ventaja aquí: su Xbox Series X sí logra este rendimiento gracias a su puerto HDMI de 40 Gbps.
La PS5 Pro trae mejoras importantes. Sony equipó la consola con un chip AMD Ryzen Zen2 de 8 núcleos. También incluyó una GPU AMD Radeon RDNA 2 que alcanza 16.7 TFLOPs. La memoria crece hasta los 16GB GDDR6 para juegos. El almacenamiento dobla al modelo base con 2TB en SSD.
La tecnología PSSR en duda
Sony presumía del PSSR, su nueva tecnología de mejora gráfica. Este sistema promete imágenes más nítidas sin perder rendimiento. Pero los expertos dudan de su eficacia real por el límite del HDMI. La consola ni siquiera trae lector de discos, un extra que cuesta 120€ más.
La PS5 Pro cuesta 799,99€, casi el doble que la PS5 digital (449,99€). Si queremos lector de discos, hay que sumar 120€. El soporte vertical son otros 30€. Los jugadores cuestionan este precio tras conocer las limitaciones reales.
Golpe a la confianza
Los entusiastas de PlayStation están molestos. Sony vendió una consola PS5 Pro «premium» con publicidad engañosa sobre su 4K. La competencia técnica de Xbox Series X resulta más honesta. Microsoft nunca prometió algo que su consola no pudiera hacer.
La polémica afecta la imagen de Sony en el mercado. Los jugadores más exigentes buscan máximo rendimiento y transparencia. Xbox gana terreno como la única opción real para jugar en 4K a 120fps. Sony deberá explicar por qué anunció características imposibles de conseguir.
Las tiendas siguen vendiendo la PS5 Pro. Pero los compradores ahora conocen sus límites reales. La consola más cara de PlayStation decepciona a quienes buscaban el mejor rendimiento posible. Sony mantiene silencio mientras la comunidad exige respuestas.
Este escándalo marca un antes y después para PlayStation. La marca siempre presumió de potencia y calidad. Ahora los jugadores cuestionan su honestidad. El tiempo dirá si Sony puede recuperar la confianza perdida.
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