El Galaxy S siempre ha sido un producto caro, pero predecible. Samsung sabía hasta dónde podía estirar el precio sin romper el mercado. Con el Galaxy S26, esa certeza ha desaparecido. La compañía se enfrenta a un dilema incómodo: subir precios y arriesgar ventas, o mantenerlos y sacrificar márgenes. Y esta vez, el problema no es el diseño ni las prestaciones, sino el coste de casi todo lo que hay dentro.
El precio es la gran incógnita del Galaxy S26
Samsung tiene prácticamente definidos los modelos, el hardware y el calendario del Galaxy S26.
Lo que no está claro es cuánto va a costar.
El motivo es simple: la compañía no quiere repetir situaciones como la de algunos dispositivos recientes, vendidos con márgenes mínimos o incluso a pérdidas. En una gama tan masiva como la Galaxy S, esa estrategia sería insostenible.
La memoria se ha convertido en el mayor problema
El factor más crítico es el precio de la memoria.
Las previsiones del sector apuntan a subidas adicionales del 30% al 40% en RAM durante el próximo año, impulsadas por la demanda de centros de datos e infraestructura para IA.
Este incremento afecta directamente al coste base de cada unidad, especialmente en los modelos Ultra, donde la configuración de memoria es uno de los principales argumentos de venta.
Snapdragon, pantallas y dependencia externa
A la memoria se suma otro problema: Samsung no puede apoyarse plenamente en Exynos.
La compañía se ve obligada a recurrir a procesadores Snapdragon en gran parte de la serie Galaxy S26, asumiendo los elevados precios de Qualcomm.
Por si fuera poco, las pantallas OLED también se han encarecido, lo que ha llevado a Samsung a explorar proveedores alternativos para reducir costes en futuras generaciones.
Subir precios o perder margen
Las opciones sobre la mesa son limitadas:
- Subir el precio final, con el riesgo de frenar ventas.
- Mantener precios, aceptando una caída de rentabilidad.
Otros fabricantes ya han empezado a moverse. Algunos flagships han aplicado subidas cercanas al 10%, mientras que los modelos más baratos podrían encarecerse hasta un 25% en los próximos ciclos. Samsung no opera en el vacío.
Un problema que afecta a toda la industria
El caso del Galaxy S26 no es aislado.
Apple, Xiaomi y otros grandes fabricantes se enfrentan al mismo escenario: el hardware se encarece más rápido de lo que el mercado acepta pagar.
La expansión de la IA está absorbiendo recursos clave, dejando al sector del consumo con menos margen de maniobra y decisiones cada vez más difíciles.
El precio definirá el éxito
Más allá de cámaras, potencia o IA, el Galaxy S26 se juega gran parte de su futuro en una cifra concreta.
Samsung necesita encontrar un equilibrio que mantenga la percepción premium sin convertir su flagship en un producto fuera de alcance para buena parte del público.
La batalla del Galaxy S26 no será tecnológica. Será económica.
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FAQ
Por el fuerte aumento de costes del hardware.
La memoria RAM.
Es una posibilidad real.
No, es un problema de toda la industria.
No, sigue en evaluación.



