El famoso “jardín amurallado” de Apple está a punto de recibir su mayor golpe fuera de la Unión Europea. La autoridad de competencia británica ha designado oficialmente a Apple como empresa de “estatus de mercado estratégico”. Esto le permitirá imponer cambios legales en la App Store, incluido abrirla a tiendas rivales y descargas directas. Esta medida podría transformar el ecosistema de iOS tal como lo conocemos.

El Reino Unido toma el relevo de la Unión Europea

Tras la entrada en vigor del Digital Markets, Competition and Consumers Act, la Competition and Markets Authority (CMA) del Reino Unido ha confirmado que tanto Apple como Google poseen un “poder sustancial y arraigado” en los mercados de sistemas operativos y distribución de aplicaciones.

La decisión no impone sanciones inmediatas, pero concede a la CMA poderes de intervención directa para exigir que las plataformas sean más abiertas y competitivas.

Según el informe, iOS y Android controlan entre el 90 y el 100 % de los dispositivos móviles en el país. Esto deja a los desarrolladores “sin más remedio” que pasar por sus normas y canales de distribución. En otras palabras, el regulador británico cree que Apple y Google actúan como guardianes de acceso en el mundo digital.

La CMA ahora podrá exigir cambios estructurales, desde permitir pagos externos dentro de las apps hasta modificar los algoritmos de posicionamiento en la App Store. También se contempla eliminar las barreras que impiden el uso fluido de tiendas alternativas o la instalación directa de software sin pasar por Apple.

Apple responde: privacidad frente a libertad

Como era de esperar, la reacción de Cupertino no se ha hecho esperar. En declaraciones a la BBC, Apple advirtió que los usuarios británicos podrían perder acceso a nuevas funciones. Esto podría ocurrir como ya ha sucedido en la Unión Europea con ciertas herramientas de Apple Intelligence debido a la carga regulatoria.

La compañía insiste en que abrir el ecosistema afectaría su modelo de privacidad y seguridad, lo que derivaría en una “experiencia fragmentada y menos fluida”.

No obstante, el discurso contrasta con el clima global: Estados Unidos, la Unión Europea y Japón están avanzando en legislaciones similares. Estas buscan frenar el poder de las grandes tecnológicas.

Y mientras tanto, en el Reino Unido, la conversación va más allá del código y los permisos. Se trata de si los consumidores deben tener el derecho a elegir cómo y dónde instalar sus apps. O si Apple puede seguir controlando el acceso a su propio ecosistema.

En el fondo, la medida no es una acusación formal de abuso de poder, sino un aviso estructural. Esto podría significar que la era de las plataformas cerradas está llegando a su fin.

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