Primero fueron los cargadores. Ahora, todo apunta a que los cables USB también podrían desaparecer de las cajas de los smartphones. Sony ya ha dado el primer paso, y lo que parecía una decisión aislada podría convertirse en una tendencia global. Pero detrás del discurso ecológico se esconde una pregunta incómoda: ¿realmente se trata de cuidar el planeta o de reducir costes?
¿El fin del cable USB? Sony da la señal de salida
El debate comenzó tras la presentación del Sony Xperia 10 VII, un modelo que ha sorprendido no por su hardware, sino por lo que no trae. En la caja no hay ni cargador ni cable USB-C, y la propia marca lo deja claro en el embalaje. No es un error de distribución: es una decisión intencionada.
Aunque Sony no marca las reglas del mercado, históricamente ha sabido anticipar movimientos que otros fabricantes terminan adoptando. Lo hizo con la resistencia al agua, con el diseño sin marcos… y ahora podría repetir historia con la eliminación total de accesorios.
La justificación oficial no sorprende: reducir residuos electrónicos y optimizar el embalaje. Con el USB-C ya consolidado como estándar universal, muchas marcas aseguran que la mayoría de usuarios tienen cables de sobra. En teoría, eliminar uno más ahorra recursos y reduce el impacto ambiental.
Pero, como suele pasar, hay otra cara de la moneda.
¿De verdad es ecológico o solo rentable?
Fabricar millones de móviles sin incluir un cable supone ahorrar unos pocos céntimos por unidad, pero cuando se venden cientos de millones, la cifra se dispara. Y a la vez, incentiva que los consumidores compren cables “oficiales”, vendidos aparte con márgenes mucho más altos.
El problema es que no todos los cables son iguales. Los más baratos —sin certificación ni control de calidad— pueden provocar cargas lentas, sobrecalentamientos e incluso dañar el puerto USB del teléfono. Paradójicamente, esta práctica podría generar más residuos electrónicos, no menos, ya que los cables defectuosos se reemplazan con más frecuencia.
Apple ya eliminó el cable de sus nuevos AirPods, y ahora Sony sigue el camino con móviles. Si la tendencia se expande, pronto podríamos ver cajas de smartphones reducidas al mínimo: solo el teléfono y los papeles de garantía.
La pregunta es si los usuarios están dispuestos a aceptarlo. Algunos ven lógica en el ahorro ambiental; otros consideran que un cable básico debería seguir siendo parte del producto, especialmente en terminales de más de 800 €.
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