El nuevo Google Pixel 10 Pro XL ya está en manos de los primeros usuarios… y las pruebas iniciales están levantando cejas. El esperado procesador Tensor G5, diseñado para catapultar a Google a la élite del rendimiento móvil, está mostrando resultados tan contradictorios que el debate en foros y redes no se ha hecho esperar.

¿Un cerebro brillante atrapado en un cuerpo flojo?

Las primeras cifras de AnTuTu revelan un total de 1.173.221 puntos, colocándolo junto a pesos pesados como el Honor 200 Pro o el Motorola Edge 60 Pro. En CPU, el Pixel 10 Pro XL logra 415.848 puntos, un salto del 15% frente al Pixel 9 Pro XL.

El problema llega con la GPU PowerVR IMG DXT-48-1536, que firma unos flojísimos 367.206 puntos. Eso es un 20% menos que el Pixel 9 Pro XL, que con su Mali-G715 superaba los 440.000. En otras palabras: gráficos de consola portátil… de hace cuatro años.

Lo curioso es que, sobre el papel, Google había prometido una experiencia gráfica “optimizada para IA y gaming de alto nivel”. Pero los números no mienten: el Tensor G5 pinta bien en cálculos pesados, pero se queda corto donde más duele, en los juegos.

¿Merece la pena frente a Samsung y compañía?

Si lo comparamos con rivales directos, el panorama es aún más incómodo. El Snapdragon 8 Elite 2 y el Dimensity 9500 están a punto de llegar con cifras que harán que el Pixel 10 Pro XL parezca de otra liga. Y en un mercado donde la cámara ya no es suficiente para diferenciarse, Google arriesga con un teléfono premium que no deslumbra en rendimiento puro.

El móvil ya está disponible en colores Piedra Lunar, Jade, Porcelana y Obsidiana, desde 1.299 € en Europa y $1.199 en EE.UU.

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